All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy

viernes, octubre 27, 2006

EXPRESS YOURSELF vol. II

Algunos desprecian el tiempo de los demás, desconsiderados que se deleitan escuchando su propia voz, masturbándose con la vibración generada en su propio cráneo, bella caja de resonancia. Usan expresiones que no aportan ni una unidad de información, datos de redundancia, códigos de control. Me gustaría inventar una suerte de winrar físico (con forma de flauta travesera) para, a veces, acercarlo disimuladamente a la boca de algún interlocutor reduciendo así el número total de fonemas de una conversación hasta en un 50%.

Este post pretende complementar aquel otro en el que denunciaba el terrorismo creciente que sufre el lenguaje oral. Como en aquél se pretende educar al lector a través de algunos ejemplos (más o menos afortunados) con la única intención de crear rechazo a estas expresiones. Confío en que ninguno de ellos tenga incorporados estas aberraciones en su lenguaje diario.

No puedo evitar el revisitar mi favorita: "Yo soy una persona que creo que" . Frase comodín que inicia el discurso de cualquier subnormal que piensa cada palabra justo cuando la está diciendo y que, además, necesita recurrir a la introducción más inocua supongo que porque necesita reafirmarse como persona y como con potencial para creer en algo.

"Si se me permite la expresión" : Prima hermana del "entre comillas" con coreografía. En la mitad de los casos la frase que la precede es horrible y es demasiado tarde para no permitirla, en la otra mitad de los casos la osadía llega justo de después y sin la pausa necesaria para interrumpirla (además, no se puede impedir una expresión que aún no se ha escuchado).

La economía de las palabras sufre un terrible varapalo con la llegada de la famosísima "valga la redundancia", para algunos muletilla insertada en cualquier momento aunque la semántica de la frase no lo permita. Especial mención a las desafortunadas mutaciones "valga la rebundancia", muy extendida en los platós televisivos como la peor metástasis, y ese frankenstein de letras: "valga la rebuznancia" acompañado de una sonrisa de 'soy tan gracioso como Alfonso Arús'.

Me reservo para el final dos perlas, en ambos casos el protagonista se siente orgulloso animándose a adornar la frase con un "Nunca mejor dicho". Así, tal cual, sin anestesia, paralelamente se ha realizado un complejísimo estudio en nanosegundos cuyo resultado se ha reportado telepáticamente al sujeto y que le permite afirmar que nadie, nunca, en el lenguaje oral ha utilizado ese término con mayor fortuna o acierto. Para finalizar la ególatra-expresión: "Como digo yo", como paradigma del napoleísmo y encabezamiento con el que darse ínfulas de cualquier estupidez. La autocita como manifestación megalómana, como reivindicación de un hueco en la historia de la humanidad y de otros huecos menos honorables en las consciencias críticas.

Ojalá cobraran por hablar (modalidad prepago, 0,9 céntimos/palabra de 10:00 AM a 02:00 AM y 2,9 céntimos/palabra de 02:00AM a 10:00 AM).